lunes, 19 de mayo de 2014

A ESA MUJER LOS OJOS




A esa mujer los ojos no le caben en la cara.
Son negros, profundos, inmensos,
abundantes como el agua.

                                      Ojos suaves
de mirada lenta, serena y clara.

                                               Mirarlos
es sumergirse en un apacible mar en calma,
que cautiva, que te envuelve y que te lleva
a ignotas presencias, a experiencias extrañas.

                                               Te miran
y un escalofrío te impele a desviar la mirada,
con magnética tensión, con resistencia vana.

                                               Imaginarlos
es velar su tez morena, su perfil de avellana,
su nariz menuda y firme, su boca grana.

A aquella mujer los ojos no le cabían en la cara.

domingo, 18 de mayo de 2014

LLEGO TARDE

 Llego tarde.
A mi propia soledad, al hierro, al rumor suave.
A los reflejos metálicos de tu pelo negro.
                                                              Tarde
para romper con tu aliento el aleteo del aire,
para intuir fatalmente el trueno del cielo.
                                                               Tarde
para mirar al trasluz tu cálida esfera de jade.

No puedo: llego tarde.
Aunque con ciclópeo afán volara el vuelo del ave,
y sus etéreas plumas al oído me alentaran
seguiría sin poder tocar el velo del alba,
oler la esperanza vana que corona la semblanza,
sentir el empuje físico que arranca llamas de grana.

Llego tarde... y no pasa nada.

sábado, 17 de mayo de 2014

CREO QUE DIOS NO LO SABE


Creo que Dios no lo sabe, pero

Me inunda un duro silencio

Que arranca las alas al cielo,
Cuando a un niño sin rostro
Le ahogan sus gritos de miedo.

Creo que Dios no lo sabe, pero
Negras agujas de hielo
Queman los ojos del clero,
Cuando la agenda divina
Impone el burka en su credo.

Creo que Dios no lo sabe, pero
Profundas grietas de fuego
Taladran el costado izquierdo,
Cuando el refugiado sin nombre
Se arrastra, agoniza en su infierno.

Creo que Dios no lo sabe,
Ni el mío, ni el tuyo, ni el de ellos.

viernes, 16 de mayo de 2014

ÚLTIMO INVIERNO




El gélido viento clava en mi cara sus colmillos.
Hiere el invierno en el costado: hace frío
y huele a soledad, a macilento azul, a deshilado olvido.

Nada se oye. Sólo el metálico crujir
del suelo en el camino o el agónico ulular
del animal extrañado en el portal vacío.

Nadie nos ve, los árboles están dormidos.
La tarde nos pertenece pero, por favor,
guarda las manos en los bolsillos.

Hace rato que pasaron las cornejas,
las sombras se han detenido.
¿Dónde está la flor del estramonio?
Su espinado fruto, ¿por qué lo he perdido?
Prueba sin prisa su narcótico elixir,
y en este postrero invierno, llévame contigo

jueves, 15 de mayo de 2014

LA CONCIENCIA BIEN GUARDADA



Grandes y negros mastines

encarcelan mi conciencia.
Los tres la impiden fluir
tal cual es: mediocre y seca.

El miedo.
La vanidad.
La soberbia.

miércoles, 14 de mayo de 2014

PENOSA PENA


 Escamas de azabache revisten
su patética presencia: irisan
la suave luz que se cuela
en la familiar estancia y reciben
la cruel obscenidad del pez
que impávido la mira
con caleidoscópicos ojos. Vuela
impenitente el insecto hacia la luz:
sigue su genética huida y, como ella,
no sabe de los límites que imponen
los habitantes del bosque oscuro. Presa
de su existir, de su envoltura,
desconoce, en su soledad, que es ella misma
- mediocre, voluptuosa, ajada e inmadura -,
la que encarcela, elegante, su vivir. Penosa pena.

martes, 13 de mayo de 2014

CANTARES DEL MONO BORRACHO



1
Los sauces alargan sus brazos hacia el suelo.
Se han ido las comadres. Queda sólo el espantajo
gordo y mullido, bien armado,
ahuyentando mudo y ciego al extranjero
que intenta alcanzar el sol del mediodía:
todo aparece correcto en la alameda vacía.


2
Ya han dispuesto lo estrictamente necesario
para que nadie perturbe nuestro sueño;
todo está bien en tanto que el dueño,
a los que dan de comer al simio solitario,
reparta beneficios en metálico o en especie,
mirando de soslayo al humano que viene.

3
Vuelve la peligrosa noche, sin estrellas,
y con ella, ¡oh gran mono!, el momento decisivo.
¡Serán tantos los que se acerquen con lo mínimo!
Vendrán a dejarnos con grilletes en las piernas,
a beber de nuestros ríos, a darnos lengüetazos,
y a mostrarnos sin pudor sus desportillados cazos.

4
No os engañéis, que no os delaten:
el gran mono borracho ya está alerta.
Ha puesto el retrato de Dios en la alacena
para cuando los harapientos lleguen y se afanen.
Tiene el encantador discurso preparado
para que los mandriles lo escuchen con agrado.

5
Ese día cuando llegue será un hermoso lunes,
la nación clamará por su destino;
todos nos pondremos el traje de los simios
y adornarán los balcones exquisitos azules.
Nos crecerá la cola en la entrepierna
con la nueva condición de ser más bestias.

6
Los extraños quedarán fuera de la estancia,
no estarán invitados al singular convite
aunque tengan el papel con el sello que decide:
cantó los mágicos versos, dictó sentencia
el Gran Mono Borracho en su delirio.
¡Hasta el cielo se alegra del prodigio!

lunes, 12 de mayo de 2014

LA MANO TENDIDA


Está tendida mi mano.
Ábrela:
¿No ves en su palma abrojos
que mortifican el llanto?
¿No ves las fósiles conchas
que el tiempo ha petrificado?

Mi mano queda tendida.
Acércatela:
¿No oyes el aleteo
del velamen contra el viento
de un barco que a la deriva
intenta encontrar un destello?

Mi mano aún permanece.
Tócala:
¿No sientes que se estremece
como lo hace el ocelo
porque temeroso cree
que está tocándole el cielo?

Mi mano ya no es mi mano.
Quédatela:
Te doy con ella guijarros,
lejanas contradicciones.
¿No percibes en la otra
mil sentimientos extraños?

domingo, 11 de mayo de 2014

EL GESTO NECESARIO


 El reflejo malva de un espejo

de agua

que la lluvia dejó
olvidado en el camino
capta la imagen fugaz
de un pájaro que se acerca
                                      a beber.
Grácil silueta sobre
la quietud del momento;
y, sin embargo, ese mismo gesto
necesario
hiere la escena evocadora:
la escena se refracta
rompiéndose en mil fragmentos,
en mil matices inconscientes
e inconexos.

¿Es tan frágil la belleza
que no resiste la respuesta
vital del agente que la crea?

Luz,
         vida,
                   quebranto:
efímero instante pero
¡qué hermosa es la vida!

sábado, 10 de mayo de 2014

CARAS DE SUFRIMIENTO



He conocido de cerca,
las tengo aquí, las he visto,
las caras del sufrimiento,
del dolor. Por el amigo,
por el padre que se va,
por la madre que se ha ido.

Todas las he vivido:

La de los ojos cerrados,
la del silencio, del grito,
la de los ojos vidriados,
la del gesto desvaído,
la de la mirada queda,
la de los ojos hundidos,
la del temblor en el labio,
la de los ojos perdidos,
la de la palabra rota,
la del llanto reprimido,
la de la mano que aprieta
la otra del ser querido.

Aún no sé cuál de ellas
tiene en mi cara un sitio.

viernes, 9 de mayo de 2014

NOCHE ABRUPTA


Llevo en el morral la flor de mi existencia

Noche abrupta, de carnes ingratas,
Que me hablan desde la azul escarcha
En los ecos de un septiembre aún aletargado.

Atisbo el collage de mil escuálidos demonios
Alineados en la esfera de la última Casiopea;
Arrancando jirones de magras voluntades
Y hurgando en la saca: aún quedan espantos.

Siempre habrá una siguiente estirpe
Que inunde con fragancias de nuevas aleluyas
Las mismas ruinas de mi torva inconsciencia.
¡Pléyades de nuncios que siempre he detestado!

¿Es posible que aún se mantengan inermes
los que siempre llegaban sin compromiso
al banquete nupcial de mi inocencia?
¡No quiero que nadie escape del quebranto!

jueves, 8 de mayo de 2014

NOCHE DE AGOSTO

 

- ¿Qué haces?

- Espero que me arrastre la noche
para vaciarme,
para impulsar la sonda
hacia el leve latido,
para remover las ondulaciones
y restañar las heridas
del espinar sangrante.

- La noche de agosto está llamando:
¿qué haces?

- Espero que no me reconozca
cuando pase a mi lado,
que no me humille si
le pido un gozne prestado
para abrir el postigo
de mi lado más amargo;
que no provoque, en fin,
mi orgullo resentido.

- La noche ya ha pasado:
¿qué haces?

- Esperar la luna de otoño
que llueve hojas pardas,
que agita los lirios
de una rapsodia de tul
en un lamento extraño.

- ¿Siempre esperas?
- Siempre. Siempre.

miércoles, 7 de mayo de 2014

ÚLTIMO INTENTO DE LLEGAR A TI


  
En la grisácea luz mortecina
Que se agota en la charca estanca
De la indolencia
Vive mi último intento de llegar a ti.

Sólo acierto a pretender que un imprevisto ajeno
Vuelva a mover mi lengua de ceniza
Y susurre como te dijo un día amor.

Es, así lo siento, un vano sueño,
Vacío de mí, confundiéndose cada aurora
Con los fantasmas irreconocibles de la noche.

Sí, opaco y estéril, pero el único que puede rasgar
Esta caricatura de cartón-piedra, ausente,
Desapegada de mi tiempo, de mi propia herida,
De mi derrota. 

martes, 6 de mayo de 2014

TU VOZ

 

Nunca dejaste, Max, de navegar mi océano,
ni llenar los silencios que a la muerte se adelantan;
tu voz rompió, como siempre, el vidrio en la garganta
y aderezó con gotas de miel los marchitos pétalos.

Magenta sobre blanco son tus versos de agua alta,
cabalgando la amplitud de vastos horizontes;
visten de suaves organzas los fútiles nombres
y abren puertas a las aves de estrecha mirada.

Nunca podré, lo sé, Max, abarcar tus sutiles capilares,
que como vientos fustigan las íntimas instancias.
Se cuelan por los resquicios de olvidadas infancias
y a borbotones emergen en hermosos encinares.

Intento alimentarme en tus líricas heridas,
lamiendo  la sal de tu sangre apuñalada;
pero tu verso, oh Max, como el aire, se me escapa
y absorto lo persigo, mientras queda, sobre el papel, tu estigma.

lunes, 5 de mayo de 2014

TRÁNSITO



Tránsito. Siguiendo la travesía de los negros celofanes,
por los largos y sinuosos pasillos
que comunican estancias de infinita quietud.
Tránsito. Entre la penumbra mortecina y el inquietante azul
de noches sin dueño, sin tregua, sin olvido.

He de recorrer, hoy mismo, este camino.
Una, cien veces, sin detenerme.
Las puertas cerradas invitan a ralentizar el paso,
sin pronunciar las frases del sabido ritual,
pero las abiertas, tan sólo entreabiertas,
que dibujan un cerco de negro mirar,
lo aceleran, lo desmesuran, y entonces sientes que el aire atrapa
la calma que sale del fondo de ese detrás.

No hay nadie en el tránsito.
Nunca hay nadie. Nadie.
-Tampoco necesito las inútiles presencias-
Sólo yo... y una aurora.

Si pudiera cambiar de sitio el último rellano,
si pudiera elegir el destino y, aún más, el itinerario,
ser cómplice del que dispuso el primer y el segundo peldaño,
cerraría las puertas abiertas,
abriría la más celada,
la que está pintada de rojo y cuelga del pomo
un cartel que anuncia No Molestar...

Si pudiera... Quitarme de encima la mano que empuja:
Volverme, mirarle a la cara y decirle:
Yo soy quien ha pagado el billete de mi vida.

domingo, 4 de mayo de 2014

LLEVAS CIERZO EN EL MIRAR

 

Llevas cierzo en el mirar cuando a solas
te enfrentas a ti mismo. En esas horas
de tiempo detenido, amorfo,
cuando se apuran los últimos retoques
y en penumbra no escuchas más que las voces
que surgen en tu penúltima costilla, allá adentro,
y repiten   - ahora ya con indolencia -:
¿Qué haces ahí?, ¿por qué no te esfumas?

En un hálito respondo: Aún no me voy, aún me aguanto.

La imagen es borrosa, como todo yo. No me engaño:
soy así, borroso, desleído, vago.
Pero los ojos continúan nítidos, y en ellos
se concentra toda la estática imagen.
Lo demás, sobra.

....

Creo que se acabó: y

sábado, 3 de mayo de 2014

CUANDO LAS PIEDRAS SE PAREZCAN A LAS PIEDRAS


  
Cuando las piedras se parezcan a las piedras
cuando el batir de alas ya no sea suficiente
cuando tú revientes la última coraza
que encierra el delicado aro fundido de organdí
vendrá, ¿no lo sabes?, como enloquecido jinete lamiendo la pradera,
el viento impulsor que todo lo arrastra
a levantar los muros, las torres y los arcos
con piedras definidas. Viento constructor.

Sobre la última arcada se posará la tórtola
esperando su turno para ser ofrecida
en el altar insospechado de las vírgenes amazonas.

Y tú, una vez más, levantarás con pétalos de rosa
una nueva crisálida de futuras auroras. Entonces,
la débil luz de la yesca prendida
iluminará, inconsistente, el cuerpo yaciente
de un emperador mendigo.

viernes, 2 de mayo de 2014

LA NIÑA DE TIERRA ADENTRO



El cristal rallado y viejo
de un humilde ventanuco
delimita un conciso cuadro
terroso, amarillo, cobrizo,
un mundo de tierra seca.

Nada se conmueve.
Nada se espanta. Ni una sombra.
Las líneas se aprecian nítidas y el calor
todo lo envuelve.
Hasta el silencio se agrieta.

La niña de ojos oscuros
que a la ventana se acerca
espera, ajena, en su penumbra, que pase
el aire nuevo que viene en sueños con la cosecha.
Mientras, juega ensimismada
con los rizos de su pena.

La tarde de agosto cae
y la niña ya no espera.
Nadie ha venido a quebrar
el rectángulo de piedra.
Tendrá que volver a soñar,
cuando la luna lo quiera,
con el aire que no vino,
con el de la sementera.

jueves, 1 de mayo de 2014

SI QUIERES



Volvamos, si quieres, después de tantos silencios,
a recorrer las distancias de los desencuentros vanos,
a llenar las estancias con murmullos conocidos,
a disipar nuestras nieblas con vientos renovados.

Digamos la mágica palabra evanescente
que redima y licue el alma encallecida;
las otras, necesarias, emergerán lentamente,
e irán rescribiendo, bajo los tilos, los capítulos sellados.

No se trata, creo, de actualizar olvidos:
serían frases con ropajes viejos.
Cada voz, aunque indolente, incitará a otro gesto,
y éste, casi sin saberlo, susurrará al oído.

Con las palabras, ya en tropel, vendrán canciones,
y la música agitará los ánimos vencidos:
no podrá detenernos nuevamente el océano vacío
y podremos, si quieres, acercarnos al Parnaso

miércoles, 30 de abril de 2014

CANTOR DE AUDACIAS



-Cantor de audacias:

¿Por qué has dejado en formol
tu corazón agrietado?
¿Por qué tu mano no deja
que se escape la palabra?
¿Por qué has encerrado a la alondra
en esa jaula dorada
y el verso que antes hervía
ahora deviene escarcha?

¿No escuchas la trémula hoja
del álamo, la más alta,
la que reconoce a lo lejos
al hombre que revienta el alma?

-Cantor de audacias:

Escucha al oído el murmullo
de esa hoja única y sabia
que te habla de desamor,
de ausencias y de esperanzas.
Haz de la palabra verso,
templa el acorde con brío
                                      y canta.

martes, 29 de abril de 2014

ANOCHE ME DIJO OFIÓN



Anoche, con voz de hierro y abismo, me habló Ofión,
el primero, el creador copulador - debo llamarle así -,
desde su última estancia de humo,
desde el ayer y el recuerdo del ayer.

Me habló con gritos desdentados, con su dolor
negro y amargo, con su mordido orgullo único y desterrado.

No lo sabe, o no lo quiere saber, pero la otra
estaba antes, no él, mero producto del viento
venido del septentrión.
¿Olvidaste que es peligroso frotar el viento? Frío viento
del norte ¡ay! que alberga el gran ofidio en su seno,
que pasa si no lo mueves, que escapa si no lo tocas.
Ese frío viento boreal preñador de yeguas y diosas.

Llegó enroscado en el aire, me dijo, y quedó azorado en sus dedos.

Entre el pulgar y el índice de tu mano diestra, Eurínome,
los que culminan la danza desnuda y solitaria
de tu cuerpo sobre las olas brumosas del mar eterno,
quebró el remolino evanescente. Y te sentiste bien.

Y Ofión danzó contigo, y tú con él. ¿Quién te enseñó esa danza?
¿Acaso fueron las olas que mecen el ritmo lento?
¿O fue la luz cegadora del cielo resquebrajado?

La danza era una danza de dos seres
encontrados, sintiéndose. Al fin
la danza ya no fue danza, sino frenética cópula de dos dioses
hilarantes, siguiendo el halo fijado por el místico trasnochador.

lunes, 28 de abril de 2014

CÓMO ME CUESTA TENERTE



Con la cuenca de mis manos
quise beber de tu arroyo,
entre mis torpes dedos el agua
se fue yendo poco a poco.

Con la punta de mis dedos
quise alcanzar tu fragancia,
en el altivo roquedo
sigue temblando la salvia.

Ay niña de olores limpios,
niña de claros torrentes,
te tengo a mi lado pero
¡cómo me cuesta tenerte!

En tiempo de sementera
quise cosechar tu trigo,
agosto devino invierno,
no hubo grano, ni hay camino.

Ay niña de terciopelo,
niña de fruto silvestre,

te tengo a mi lado pero

domingo, 27 de abril de 2014

CON ÉL EN SU NIEBLA


                            (a mi amigo Alfredo)

sólo un instante y todo
aquel hombre él en mí y yo en él
sombra de la noche negra
arrancó al galope sin mirar siquiera
a un bosque de helechos de tilos y hiedras

sigue en mí permanece espera
y lo llevo ahí dentro dentro dentro
en el recinto sellado de los licuados afectos
polvo de imágenes callados encuentros
ofreciendo migajas de luz a las estrellas

cada día el caballo vuelve
del bosque de helechos trae
briznas pegadas cálido aliento
y un azul en los vidriados ojos
que hablan del hombre de allí de su estancia serena

me dicen mientras le acaricio
que el viaje fue bueno que el lugar es mágico
y que no está solo exprime el recuerdo
de tantos latidos y tantas palabras
que todos vivimos con él en su niebla

sábado, 26 de abril de 2014

CON OJOS DE PEZ MUERTO



Con ojos de pez muerto, de mirada
vacía, perdida y seca, se adornan
rostros de ceniza y cal, absortos,
sin espanto ni emoción, pegados uno tras otro
a los cristales del escaparate colectivo.

Son uno, mil, diez mil, y no dicen nada.

Sólo miran sin mirar los mismos maniquíes
que entran y salen cada día.
Adornos de cartón piedra,
realidades simuladas,
posturas inermes y frías
marcando modos y rimas,
ordenando sin palabras.

Miran, sin poderla tocar, tras los cristales
la falsa vida iluminada. La suya,
falsa también, es oscura, mediocre y parda.

Son uno, mil, diez mil, y no dicen nada
porque no saben, porque no pueden,
porque no respiran, porque no aman.
Bocas de algodón articulando silencios, lenguas trabadas,
gestos vagos, de plomo, de manos blandas.  
Permanecer sin más, ni decir, ni hacer, ni objetar.

Son uno, mil, diez mil, cansados de tanta rutina
y no dicen nada.

SOMBRA DE TU SOMBRA



Cómo quiero ser contigo, ser tu ser,
en tu presencia, tu risa, en tu pasión.
Ser alma de tu alma, sombra de tu sombra.

Pero cómo hiere ser sin ti, no ser tú,
en tu vacío, tu silencio, en tu desdén.
Ser extraño en tu desidia, difuso en tu distancia.
Ausencia de tu ausencia.

Cómo vivo ¡ay! contigo y sin ti,
en tu certeza, en tu ambigüedad,
en tu hálito y tu sopor,
en tu tiempo y tu infinitud

viernes, 25 de abril de 2014

CAMINA



Languidece la arista del flanco desprovisto
buscando el punto de referencia antes olvidado,
inserta en el contorno su rasgo definido
y clava su matiz en el radical estado.

La forma habita en la sombra traicionada
e insiste en su pálpito el gesto atormentado;
quiere escapar, indeciso, del originario abismo
para reencontrarse puro, digno, en el límpido Leteo.

No queda, pues, más incertidumbre;
la decisión, aunque dura, está tomada:
recoge tus recuerdos, atavía tus deseos…
          y emprende el camino.

Si en tu marchar resuelto te asaltasen los cancerberos
de las grutas moradas por las célibes hijas del Océano,
ni te detengas ni cambies de itinerario: mira altivo
a las fieras que te acosan
pues sabrán al instante cuál es tu cometido.

Y si el cansancio hace mella en tu vigor,
si el ánimo te obliga a detener la marcha,
busca el fruto del árbol de la miel,
aquél que crece vivaz en la espesura,
y bebe el freso néctar de la flor del azahar,
aquél que nutrió a los pelasgos primitivos.

Recuerda, al final, antes de sumergirte en las aguas del olvido,
cuál fue tu origen, dónde quedó la arista aborrecida
y porqué decidiste, amigo, abandonar el caos.
Estarás dispuesto en este punto a romper silencios,
construir nuevos mundos, nuevas verdades, nuevos sinos.

miércoles, 23 de abril de 2014

CANCIÓN DE CUNA DE LA NUBE Y LA LUNA



Nube, nube, nubita,
deja que la luna asome
su naricita
para que alumbre el sueño
de mi morenita.

Luna, luna, lunilla,
la niña quiere que cantes
una coplilla
para soñar aromas
de manzanilla.

Nube, nube,  nubita,
deja que recueste
su cabecita
en tu cuna de leche,
blanca y dulcita.

Calla, luna, lunilla,
esconde tras la nube
tu naricilla,
pues mi niña se ha dormido
a hurtadillas.

Nube, cuna, canción y luna,
la niña duerme: silencio y penumbra.
Luna, nube, cuna y canción,
despertará la niña al salir el sol.

martes, 22 de abril de 2014

LA LLUVIA


                            (A Iciar Bollaín)

La lluvia envuelve las palabras
y los silencios,
salpica nuestros murmullos
y los acentos.

La lluvia alegra los campos
y el pensamiento,
reblandece los gritos del alma
y los recuerdos.

La lluvia es tierra, es mar, es cielo.

Si me das la lluvia
te doy un beso,
si no tengo la lluvia
mejor me muero.

lunes, 21 de abril de 2014

MI MAESTRO



Don Salvador se llamaba, don Salvador para todos,
en el parque y en la escuela, en la calle y en el coso,
él tenía muchos años, yo unos pocos.

Recuerdo su traje gris y mis pantalones cortos,
su camisa siempre blanca, las mías con algún roto,
a pesar del frío invierno, no llevaba guardapolvo.

Su blanco pelo ondulado, y mis rizos revoltosos,
sus manos elocuentes, grandes; cortezones en mis codos,
su cálida mirada azul, la curiosidad en mis ojos.

Su palabra sabia y recta, en la forma y en el fondo,
su letra redonda y clara, sobre el encerado fofo
y en la esquina de su mesa el enigmático globo.

Le recuerdo corrigiendo mis cuentas y mis esbozos
y cómo nos explicaba las guerras contra los moros,
la vida de las abejas, lo enorme que es el cosmos.

Cuadernos de redacción, la vida de san Isidoro,
nos leía poesía con la frescura de un soplo,
nos hablaba de valores, de justicia sobre todo.

Cuando entrábamos en clase se acababa el alboroto,
pero el patio era de juego, al burrico y al birlocho.
Y a la hora del recreo, el cazo con leche en polvo.


Medio siglo es mucho tiempo.

Ahora que mi trabajo de maestro se va yendo poco a poco,
entre escuelas, aulas, alumnos, mil imágenes de rostros,
una se ilumina más, fugazmente, como un rescoldo,
la de mi maestro de quinto, don Salvador, ¡qué maestro!

domingo, 20 de abril de 2014

TODAS LAS LENGUAS



Hablar todas las lenguas, para todas las gentes,
para todos los momentos, todas las vidas
y todas las muertes.
Para soñar, para reír, para desvanecerse y resurgir,
para escapar, para sufrir, para tocar las nubes,
beber la lluvia, oler la tierra y acariciar la niebla.

La lengua de las palabras viejas, de la madre,
del último recuerdo: lengua de harapos, del humo y la ceniza;
la lengua de las palabras nuevas, de la sombra fresca,
del mistral, de nardos y de lilas;
lengua de la luz apagada, de susurros y siseos,
del amor, del temor, tragedias y desdichas;
lengua de ámbar y charol, de palabras elegantes,
brillantes, distantes y traslúcidas;
lengua de cuchillo y hielo, de palabras afiladas,
de la arena ardiente, de la pólvora amarga;
la lengua de los mil colores, de laberintos,
caleidoscopios, mariposas y fragancias;
lengua de tierra adentro, del agua estancada,
de palabras rotas, del abandono y la soledad, de la ocasión perdida;
lengua del mar azul, de la espuma y el viento,
de palabras no dichas, olvidadas, repetidas.
Lengua del tú y yo en la noche tibia.

Y todos los silencios: el de los harapos,
el del humo y la ceniza…

LABERINTOS

 

Bajo la sangre de otoños,
cuando el cristal azul atraviesa laberintos
yo, mezquino hacer de puertas cerradas,
soy mirada furtiva de lunas quietas.

Quietas.

Llegar. Al fin, llegar.
Si pudiera oler la gota fría
que enmudece en el lirio, que vibra en la rosa,
sería feliz, tendría sentido,
y llevaría mi son, mi laberinto, mi rueda,
al altar único de plegarias rotas.

Rotas.

Llegar, por fin llegar.
A la cima del olvido,
al corazón de la madre,
a la arista del ruido;
al punto de no retorno,
al aspecto desleído
de tu dicha, de mi goce,
del grito.

Grito.

Pero llegar, por dónde:
El laberíntico surco
que trazó la inquieta ave
quizá me lleve, inseguro, como en sueños,
al límite del blanco muro, por una línea en el aire.

sábado, 19 de abril de 2014

SONETO


(A Honorino Acuña, infumable compañero de Quevedo en angustiosas horas de taberna)


Por dar a su nombre teatral efecto
creíase honorable el Honorino,
mostraba su altivez y porte fino
sin ver que su virtud era defecto.

Su nombre contenía un lado abyecto
que el sujeto practicaba con gran tino,
orinaba con palabras al vecino,
donde ponía el ser quedaba infecto.

Creyendo que su fama así crecía,
a chorros el insulto y el abrojo,
abroncaba a diestro y a siniestro.

Un exceso de micción engulliría
a tal suerte de flemático piojo.
Nadie rezó por él un padrenuestro.

viernes, 18 de abril de 2014

CONSTRUIR TU CRISÁLIDA



Quiero encontrar la palabra precisa.
Es escurridiza y fugaz. Tan volátil
Que garabatea filigranas.

Burbuja en el agua, temblor en la llama.

Sutil trazo que puede penetrar
Los poros de tu piel aceitunada
Y fluir mansamente hacia tus íntimas estancias.

¿Dónde te escondes? ¿Cuál es tu morada?
¿He de buscarte donde se posa la libélula?
¿En el crepitar de la brasa? ¿En el reflejo del alba?

Es una palabra delgada
Para ser pronunciada sin precipitarse,
Delicadamente, para no quebrarla.

Te llegará desde el ángulo perfecto,
En ese momento en que las palabras
Se convierten en hilos de sueño azul,
Ovillos de seda donde construir tu crisálida.

jueves, 17 de abril de 2014

GATO DE LUNA



La luna tenía un gato
blanco y sedoso,
como la luna.

Yo lo miraba y me sonreía,
cerraba sus ojos de gato
y los abría.

Jugábamos a escondernos y encontrarnos
                            en la lejanía.

Cuando el gato se iba detrás de la luna
yo lo llamaba: ¡gato, gato de luna!
El gato enseñaba su cola de punta
y me señalaba la estrella que brilla
más que ninguna.

Hace mucho tiempo que no veo al gato,
la luna de ahora no es aquella luna,
el gato se fue a habitar otra luna
que juega con niños de piel de aceituna.

¡Ay! Se escapa el recuerdo de luna y miel.
Se desvanece, foto velada, en la negrura.