martes, 13 de mayo de 2014

CANTARES DEL MONO BORRACHO



1
Los sauces alargan sus brazos hacia el suelo.
Se han ido las comadres. Queda sólo el espantajo
gordo y mullido, bien armado,
ahuyentando mudo y ciego al extranjero
que intenta alcanzar el sol del mediodía:
todo aparece correcto en la alameda vacía.


2
Ya han dispuesto lo estrictamente necesario
para que nadie perturbe nuestro sueño;
todo está bien en tanto que el dueño,
a los que dan de comer al simio solitario,
reparta beneficios en metálico o en especie,
mirando de soslayo al humano que viene.

3
Vuelve la peligrosa noche, sin estrellas,
y con ella, ¡oh gran mono!, el momento decisivo.
¡Serán tantos los que se acerquen con lo mínimo!
Vendrán a dejarnos con grilletes en las piernas,
a beber de nuestros ríos, a darnos lengüetazos,
y a mostrarnos sin pudor sus desportillados cazos.

4
No os engañéis, que no os delaten:
el gran mono borracho ya está alerta.
Ha puesto el retrato de Dios en la alacena
para cuando los harapientos lleguen y se afanen.
Tiene el encantador discurso preparado
para que los mandriles lo escuchen con agrado.

5
Ese día cuando llegue será un hermoso lunes,
la nación clamará por su destino;
todos nos pondremos el traje de los simios
y adornarán los balcones exquisitos azules.
Nos crecerá la cola en la entrepierna
con la nueva condición de ser más bestias.

6
Los extraños quedarán fuera de la estancia,
no estarán invitados al singular convite
aunque tengan el papel con el sello que decide:
cantó los mágicos versos, dictó sentencia
el Gran Mono Borracho en su delirio.
¡Hasta el cielo se alegra del prodigio!

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