sábado, 3 de mayo de 2014

CUANDO LAS PIEDRAS SE PAREZCAN A LAS PIEDRAS


  
Cuando las piedras se parezcan a las piedras
cuando el batir de alas ya no sea suficiente
cuando tú revientes la última coraza
que encierra el delicado aro fundido de organdí
vendrá, ¿no lo sabes?, como enloquecido jinete lamiendo la pradera,
el viento impulsor que todo lo arrastra
a levantar los muros, las torres y los arcos
con piedras definidas. Viento constructor.

Sobre la última arcada se posará la tórtola
esperando su turno para ser ofrecida
en el altar insospechado de las vírgenes amazonas.

Y tú, una vez más, levantarás con pétalos de rosa
una nueva crisálida de futuras auroras. Entonces,
la débil luz de la yesca prendida
iluminará, inconsistente, el cuerpo yaciente
de un emperador mendigo.

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