miércoles, 14 de mayo de 2014

PENOSA PENA


 Escamas de azabache revisten
su patética presencia: irisan
la suave luz que se cuela
en la familiar estancia y reciben
la cruel obscenidad del pez
que impávido la mira
con caleidoscópicos ojos. Vuela
impenitente el insecto hacia la luz:
sigue su genética huida y, como ella,
no sabe de los límites que imponen
los habitantes del bosque oscuro. Presa
de su existir, de su envoltura,
desconoce, en su soledad, que es ella misma
- mediocre, voluptuosa, ajada e inmadura -,
la que encarcela, elegante, su vivir. Penosa pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario