Con la cuenca de mis manos
quise beber de tu arroyo,
entre mis torpes dedos el
agua
se fue yendo poco a poco.
Con la punta de mis dedos
quise alcanzar tu fragancia,
en el altivo roquedo
sigue temblando la salvia.
Ay niña de olores limpios,
niña de claros torrentes,
te tengo a mi lado pero
¡cómo me cuesta tenerte!
En tiempo de sementera
quise cosechar tu trigo,
agosto devino invierno,
no hubo grano, ni hay camino.
Ay niña de terciopelo,
niña de fruto silvestre,
te tengo a mi lado pero
No hay comentarios:
Publicar un comentario