lunes, 19 de mayo de 2014

A ESA MUJER LOS OJOS




A esa mujer los ojos no le caben en la cara.
Son negros, profundos, inmensos,
abundantes como el agua.

                                      Ojos suaves
de mirada lenta, serena y clara.

                                               Mirarlos
es sumergirse en un apacible mar en calma,
que cautiva, que te envuelve y que te lleva
a ignotas presencias, a experiencias extrañas.

                                               Te miran
y un escalofrío te impele a desviar la mirada,
con magnética tensión, con resistencia vana.

                                               Imaginarlos
es velar su tez morena, su perfil de avellana,
su nariz menuda y firme, su boca grana.

A aquella mujer los ojos no le cabían en la cara.

domingo, 18 de mayo de 2014

LLEGO TARDE

 Llego tarde.
A mi propia soledad, al hierro, al rumor suave.
A los reflejos metálicos de tu pelo negro.
                                                              Tarde
para romper con tu aliento el aleteo del aire,
para intuir fatalmente el trueno del cielo.
                                                               Tarde
para mirar al trasluz tu cálida esfera de jade.

No puedo: llego tarde.
Aunque con ciclópeo afán volara el vuelo del ave,
y sus etéreas plumas al oído me alentaran
seguiría sin poder tocar el velo del alba,
oler la esperanza vana que corona la semblanza,
sentir el empuje físico que arranca llamas de grana.

Llego tarde... y no pasa nada.

sábado, 17 de mayo de 2014

CREO QUE DIOS NO LO SABE


Creo que Dios no lo sabe, pero

Me inunda un duro silencio

Que arranca las alas al cielo,
Cuando a un niño sin rostro
Le ahogan sus gritos de miedo.

Creo que Dios no lo sabe, pero
Negras agujas de hielo
Queman los ojos del clero,
Cuando la agenda divina
Impone el burka en su credo.

Creo que Dios no lo sabe, pero
Profundas grietas de fuego
Taladran el costado izquierdo,
Cuando el refugiado sin nombre
Se arrastra, agoniza en su infierno.

Creo que Dios no lo sabe,
Ni el mío, ni el tuyo, ni el de ellos.

viernes, 16 de mayo de 2014

ÚLTIMO INVIERNO




El gélido viento clava en mi cara sus colmillos.
Hiere el invierno en el costado: hace frío
y huele a soledad, a macilento azul, a deshilado olvido.

Nada se oye. Sólo el metálico crujir
del suelo en el camino o el agónico ulular
del animal extrañado en el portal vacío.

Nadie nos ve, los árboles están dormidos.
La tarde nos pertenece pero, por favor,
guarda las manos en los bolsillos.

Hace rato que pasaron las cornejas,
las sombras se han detenido.
¿Dónde está la flor del estramonio?
Su espinado fruto, ¿por qué lo he perdido?
Prueba sin prisa su narcótico elixir,
y en este postrero invierno, llévame contigo

jueves, 15 de mayo de 2014

LA CONCIENCIA BIEN GUARDADA



Grandes y negros mastines

encarcelan mi conciencia.
Los tres la impiden fluir
tal cual es: mediocre y seca.

El miedo.
La vanidad.
La soberbia.

miércoles, 14 de mayo de 2014

PENOSA PENA


 Escamas de azabache revisten
su patética presencia: irisan
la suave luz que se cuela
en la familiar estancia y reciben
la cruel obscenidad del pez
que impávido la mira
con caleidoscópicos ojos. Vuela
impenitente el insecto hacia la luz:
sigue su genética huida y, como ella,
no sabe de los límites que imponen
los habitantes del bosque oscuro. Presa
de su existir, de su envoltura,
desconoce, en su soledad, que es ella misma
- mediocre, voluptuosa, ajada e inmadura -,
la que encarcela, elegante, su vivir. Penosa pena.

martes, 13 de mayo de 2014

CANTARES DEL MONO BORRACHO



1
Los sauces alargan sus brazos hacia el suelo.
Se han ido las comadres. Queda sólo el espantajo
gordo y mullido, bien armado,
ahuyentando mudo y ciego al extranjero
que intenta alcanzar el sol del mediodía:
todo aparece correcto en la alameda vacía.


2
Ya han dispuesto lo estrictamente necesario
para que nadie perturbe nuestro sueño;
todo está bien en tanto que el dueño,
a los que dan de comer al simio solitario,
reparta beneficios en metálico o en especie,
mirando de soslayo al humano que viene.

3
Vuelve la peligrosa noche, sin estrellas,
y con ella, ¡oh gran mono!, el momento decisivo.
¡Serán tantos los que se acerquen con lo mínimo!
Vendrán a dejarnos con grilletes en las piernas,
a beber de nuestros ríos, a darnos lengüetazos,
y a mostrarnos sin pudor sus desportillados cazos.

4
No os engañéis, que no os delaten:
el gran mono borracho ya está alerta.
Ha puesto el retrato de Dios en la alacena
para cuando los harapientos lleguen y se afanen.
Tiene el encantador discurso preparado
para que los mandriles lo escuchen con agrado.

5
Ese día cuando llegue será un hermoso lunes,
la nación clamará por su destino;
todos nos pondremos el traje de los simios
y adornarán los balcones exquisitos azules.
Nos crecerá la cola en la entrepierna
con la nueva condición de ser más bestias.

6
Los extraños quedarán fuera de la estancia,
no estarán invitados al singular convite
aunque tengan el papel con el sello que decide:
cantó los mágicos versos, dictó sentencia
el Gran Mono Borracho en su delirio.
¡Hasta el cielo se alegra del prodigio!